Agenda 21 del ciclista urbano – las cosas que hace por los demás-

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  1. No contamina y utiliza sus propios excrementos para engrasar la cadena de la bicicleta. La cubierta y cámara de las ruedas, y las zapatas de los frenos las hace con sus propias células madre, cultivadas en el laboratorio ecológico del cuarto de baño de su casa-cueva.
  2. Inspira la contaminación de los demás vehículos y expira aire limpio, sacrificando sus pulmones y todos sus órganos, por el bien del planeta.
  3. Utiliza aceras y carriles bici ecológicos (cada kilómetro de carril-bici absorbe una tonelada de CO2) para aliviar la congestión del tráfico, sacrificando su propia seguridad y fluidez.
  4. Transmite a la población sentimientos de felicidad y alegría, ya que los ciclistas sonríen, derrochan simpatía y buen humor. Y pasea entre los peatones como una Venus, desprendiendo efluvios vaginales o seminales, en su caso.
  5. En caso de verse obligado a utilizar la calzada, lo compensa haciendo crecer la hierba a su paso.
  6. Un gran número de ciclistas juntos se sienten acompañados, en sintonía, son amigos, sonríen, se divierten y además, son un sólo vehículo descapotable y con tres puertas, por lo tanto, armonizan la sociedad.
  7. La presencia de un ciclista en la ciudad provoca la abducción de un coche, teletransportándolo al infierno, donde pagará por sus pecados antiecológicos.
  8. Un ciclista sirve de aislante acústico en la ciudad.
  9. Donde va un ciclista se cura un enfermo o varios, ya que contribuye a la salud general.
  10. Conserva y mejora la imagen de la ciudad haciéndola bella y turística. Reparte progreso donde va y provoca envidias en los demás países del mundo donde no hay tantas bicicletas.
  11. Un ciclista es siempre admirable, haga lo que haga.
  12. Cada ciclista es un Quijote de nuestro tiempo: débil, alocado, luchador y valiente. Salva la vida de los iraquíes a pedaladas. Con cada frenada, detiene la construcción de una refinería. Cada vez que aparca la bici se construye una autovía menos en el mundo.
  13. Es un audaz, se mueve entre cocodrilos, y aun así no para de salvar vidas.
  14. Es un mártir: luchando contra la imposición de las normas de tráfico motorizado cae en la batalla, abatido contra el asfalto, como si de un mosquito aplastado se tratara.
  15. El ciclista reduce impuestos y trámites burocráticos. Cada ciclista es un edificio de Hacienda vacío y un grupo de funcionarios desayunando.
  16. Da de comer a los ladrones y a los vendedores de bicicletas y accesorios.
  17. Los ciclistas se pasan la noche iluminando las calles con su pedaleo para ahorrar energía.
  18. Reduce los costes del transporte público
  19. Convierte las aceras y pasos de peatones en infraestructuras más eficientes económica y energéticamente
  20. Aprovecha todos los ángulos muertos y huecos existentes (por muy estrechos que sean, incluso los que quedan a la derecha) que deja el resto de vehículos, aprovechando toda la superficie de la calzada haciéndola mucho más eficaz.
  21. Los ciclistas se juntan en asociaciones y ONGs para mejorar la sociedad y el medio ambiente.

No nos engañemos, un ciclista no sólo puede ser cualquiera, sino que debe serlo: ciegos, niños de dos años, bebés, ancianos reumáticos y con las piernas amputadas, paralíticos cerebrales, borrachos y drogadictos, trabajadores, ociosos, estudiantes, políticos, empresarios, y demás disminuidos… TODOS y TODAS.

Nota: se trata de una ligera exageración de los clichés del ecociclismo, y no revela la opinión de Ciudad Ciclista, sino de su autor.

8 comentarios

  1. 16. También dan de comer a políticos y constructores de carriles-bici, favoreciendo la inmediatez del éxito sostenible

    21. Ofreciendo a las masas una nueva fé en la que creer en estos tiempos de devastación

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