- No contamina y utiliza sus propios excrementos para engrasar la cadena de la bicicleta. La cubierta y cámara de las ruedas, y las zapatas de los frenos las hace con sus propias células madre, cultivadas en el laboratorio ecológico del cuarto de baño de su casa-cueva.
- Inspira la contaminación de los demás vehículos y expira aire limpio, sacrificando sus pulmones y todos sus órganos, por el bien del planeta.
- Utiliza aceras y carriles bici ecológicos (cada kilómetro de carril-bici absorbe una tonelada de CO2) para aliviar la congestión del tráfico, sacrificando su propia seguridad y fluidez.
- Transmite a la población sentimientos de felicidad y alegría, ya que los ciclistas sonríen, derrochan simpatía y buen humor. Y pasea entre los peatones como una Venus, desprendiendo efluvios vaginales o seminales, en su caso.
- En caso de verse obligado a utilizar la calzada, lo compensa haciendo crecer la hierba a su paso.
- Un gran número de ciclistas juntos se sienten acompañados, en sintonía, son amigos, sonríen, se divierten y además, son un sólo vehículo descapotable y con tres puertas, por lo tanto, armonizan la sociedad.
- La presencia de un ciclista en la ciudad provoca la abducción de un coche, teletransportándolo al infierno, donde pagará por sus pecados antiecológicos.
- Un ciclista sirve de aislante acústico en la ciudad.
- Donde va un ciclista se cura un enfermo o varios, ya que contribuye a la salud general.
- Conserva y mejora la imagen de la ciudad haciéndola bella y turística. Reparte progreso donde va y provoca envidias en los demás países del mundo donde no hay tantas bicicletas.
- Un ciclista es siempre admirable, haga lo que haga.
- Cada ciclista es un Quijote de nuestro tiempo: débil, alocado, luchador y valiente. Salva la vida de los iraquíes a pedaladas. Con cada frenada, detiene la construcción de una refinería. Cada vez que aparca la bici se construye una autovía menos en el mundo.
- Es un audaz, se mueve entre cocodrilos, y aun así no para de salvar vidas.
- Es un mártir: luchando contra la imposición de las normas de tráfico motorizado cae en la batalla, abatido contra el asfalto, como si de un mosquito aplastado se tratara.
- El ciclista reduce impuestos y trámites burocráticos. Cada ciclista es un edificio de Hacienda vacío y un grupo de funcionarios desayunando.
- Da de comer a los ladrones y a los vendedores de bicicletas y accesorios.
- Los ciclistas se pasan la noche iluminando las calles con su pedaleo para ahorrar energía.
- Reduce los costes del transporte público
- Convierte las aceras y pasos de peatones en infraestructuras más eficientes económica y energéticamente
- Aprovecha todos los ángulos muertos y huecos existentes (por muy estrechos que sean, incluso los que quedan a la derecha) que deja el resto de vehículos, aprovechando toda la superficie de la calzada haciéndola mucho más eficaz.
- Los ciclistas se juntan en asociaciones y ONGs para mejorar la sociedad y el medio ambiente.
No nos engañemos, un ciclista no sólo puede ser cualquiera, sino que debe serlo: ciegos, niños de dos años, bebés, ancianos reumáticos y con las piernas amputadas, paralíticos cerebrales, borrachos y drogadictos, trabajadores, ociosos, estudiantes, políticos, empresarios, y demás disminuidos… TODOS y TODAS.
Nota: se trata de una ligera exageración de los clichés del ecociclismo, y no revela la opinión de Ciudad Ciclista, sino de su autor.
Ja ja ja… Mu bueno, Zopicardo, me he reído con ganas. Me alegra que te hayas animado a escribir en el blog.
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jajajajaja… que bueno…
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16. También dan de comer a políticos y constructores de carriles-bici, favoreciendo la inmediatez del éxito sostenible
21. Ofreciendo a las masas una nueva fé en la que creer en estos tiempos de devastación
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