Una de las fantasías más divertidas que va contando por ahí nuestra querida tropa celtibéricocañí es que, en el extranjero, «todo el mundo piensa igual que nosotros» acerca la bici. Nuestra élite carrilbicista pretende hacer pasar sus cerriles y peculiarísimos disparates con pensamiento homologable y perfectamente alineado con un supuesto pensamiento único internacional carrilbicista.
Patrick Field es un bicicletero de Londres. Entre otras actividades relacionadas con la bicicleta, es fundador de la London School of Cycling en 1992. Estas son sus palabras en la Royal Geographical Society el pasado 8 de septiembre de 2011, en el foro de debate organizado por intelligence squared sobre la bicicleta (Cycling festival).
Patrick Field habla de lo muy divertido que resulta el proceso político en torno a la bicicleta. Lo divertido de todo, para Patrick Field, es que la bicicleta es, sobre todo, una elección personal, individual, responsable, íntimamente humana y determinante de una experiencia liberadora y transformadora, pero (o precisamente por eso mismo) que permanece en una esfera de radical incomprensión desde el Estado.
Su charla es entretenida y, por supuesto, no menciona (ni a favor, ni en contra) los carriles-bicis. La palabra «infraestructura» no se menciona ni una sola vez. Dejo al placer y al disfrute personal de cada lector el hallar, en medio de los destellos de ironía y de humor británico, los puntos de conexión y de divergencia con la castiza ideología ciclo-cañí de nuestra carriltropa. Dejo también a la imaginación (y al sarcasmo) de cada cual imaginar lo que un Patrick Field opinaría, por ejemplo, del Plan Director Carrilbicista de Madrid.
Recomendamos el discurso original, pero acompañamos también esta traducción/adaptación libre de las palabras de Patrick Field.
Cycling is a (very fun) political process
«Estoy enamorado de mi lavadora» es una frase que no escuchamos a menudo, ¿por qué nos apasionamos tanto con la bici?
Nos apasionamos con la bici porque nos permite experimentar nuestros potenciales humanos, todos de golpe.
En primer lugar, el esfuerzo te pone directamente en contacto con tu yo animal. Un trabajador que se pasa el día ante el teclado, cuando va a trabajar en bici adquiere el apetito insaciable de un cavador de zanjas, sin siquiera acercarse a un gimnasio.
Si hoy por la noche se produjera el gran apagón (sin suministro eléctrico, sin agua corriente, sin tratamiento automatizado de basuras…), tal vez la humanidad no se extinguiera, pero su tamaño se reduciría significativamente. Somos animales, somos también – en nuestras multitudes – productos de la industria.
Coloquialmente la gente habla de aprender a mantener el equilibrio en la bicicleta, pero descubrir el truco de sostenerte sobre dos ruedas consiste en exactamente lo contrario. Una bicicleta sólo está en equilibrio cuando está apoyada sobre algo. Al circular está cayéndose, lo único que está en equilibrio son las fuerzas. El secreto de estar cayéndote sin acabar de caerte consiste en acostumbrarse a no estar en equilibrio. El dinamismo de la bicicleta es la metáfora perfecta de la modernidad, donde nada permanece nunca igual.
Montar en bici es la apoteosis de la vida mecánica. En la bicicleta te conviertes en el elemento biológico de un sistema cibernético. Alfred Jarry lo llamó “el esqueleto mineral que nos permitirá aventajar a la evolución”. No es natural, es lo más lejos de la naturaleza a lo que puedes aspirar. Montar en bici te pone en contacto inmediato con tu identidad como ser vivo y como como producto industrial.
Hay también un importante elemento espiritual. Ir en bici de aquí (Londres) a Paris no es gran cosa: Elephant & Castle, Croydon, Newhaven hasta Dieppe (1), atravesar Seine-Maritime, cruzar Vexin…cuando ves la Torre Eiffel alzarse sobre el horizonte y lo comparas con hacer cola en la Estación St Pancras para sentarte en el tren, te das cuenta de que es como comparar la cocina casera con una lata de Pot Noodle. Ser pasajero de avión es como comer pasta de dientes.
Pero ¡tienes que decidirte a hacerlo! La parte más dura de cualquier viaje en bicicleta es siempre la idea. La cualidad más importante del ciclista es la ilusión.
Desplazarse a una velocidad cómoda no es un logro atlético, es un triunfo de la rueda.
Luego está el elemento social. La resistencia atmosférica aumenta de acuerdo con la tercera ley de la velocidad (de Newton). La física dicta que dos ciclistas cooperando pueden seguir avanzando con un esfuerzo considerablemente menor que un ciclista en solitario.
Montas en bici y eres un animal, una máquina, un espíritu, un posible camarada, un hombre moderno y pleno, un superhombre.
Ir en bici es democrático. No es como tocar el violín, no necesitas ser un superdotado. Montas en bici y lo haces cada vez mejor, cuanto más montas, mejor lo haces.
Las ruedas con cámara hinchable y cubiertas datan de alrededor del año 1890, la rueda libre – el último elemento de la bicicleta moderna – está disponible desde 1898. En términos históricos, esto es ayer por la mañana, en términos evolutivos, un abrir y cerrar de ojos. Estamos aún en la era pionera de la bicicleta, sólo estamos arañando la superficie de su potencial.
Desplazarse en bicicleta en Inglaterra durante el último tercio del siglo XX significaba formar parte de una tribu en vías de extinción, una tribu en vías extinción que se resistía tercamente a extinguirse. Si hablabas con cualquier político, urbanista o ingeniero de tráfico sobre el transporte en bicicleta, podías estar seguro de que la primera frase de su contestación contendría alguna de las siguientes palabras: seguridad, riesgo o peligro. Dejar caer que la gente podría utilizar la bicicleta por simple comodidad y para cumplir con su agenda diaria sonaba tan razonable, sensato y conectado con la opinión pública mayoritaria como intentar promover el uso masivo de alfombras voladoras.
Hoy hemos entrado en una era de mensajes contradictorios. Si te mueves en bicicleta, puede que te traten como a una heroína o a un héroe. Pero también (todavía) puede que seas tratado como un inadaptado. La fantasía entre nuestros gobernantes de que el ciclismo se marchitaría en su camino hacia ninguna parte ha sido superada. Empiezan a darse cuenta del valor del uso de la bicicleta, y de que la bicicleta es una solución para una serie de problemas: el calentamiento global, la congestión del tráfico motorizado, y – el elefante en la cacharrería – la bomba de relojería que para la salud pública es la vida sedentaria. La gente sensata espera que la bicicleta acabe popularizándose.
La nueva fantasía es que la gente comenzarán a desplazarse en bicicleta, pero que no cambiará con la experiencia, que las personas normales andarán en bicicleta y seguirán siendo normales. Pero ¡es imposible!, las personas que van en bici son más felices, más optimistas, más independientes, menos temerosas, menos gobernables. Mao Tse-tung decía que «la revolución no es un cena de gala«. El dictador estaba en lo cierto, la revolución puede que no sea una cena de gala, pero tal vez sea un viaje en bicicleta.
¿Cómo podemos volvernos más contagiosos para la gran mayoría ciclo-deficiente? ¿Cómo podemos intensificar la epidémica propagación de la locura bicicletera?
Nuestra más sencilla y agradable obligación es servir de buenos modelos para los demás, hacer que nuestros desplazamientos parezcan fáciles, estilosos, envidiables, algo a lo que aspirar. En absoluto estoy pidiéndoos que os toméis la bicicleta en serio. Una de las muchas cosas hermosas de la bicicleta es que no es seria. La bicicleta hace que incluso el más tedioso desplazamiento puede generar un gozo infantil. Pero es potente, suficientemente potente como para merecer consideración. El tiempo invertido en pensar cómo hacerlo nunca es tiempo perdido.
(Advertencia: cuando alguien te dice “así es como se va en bicicleta”, lo que casi siempre quieren decir es “así es como yo voy en bicicleta y como me va bien a mí”. Si conoces a alguien con quien te sientas identificado y que disfrute desplazándose en bicicleta, es buena idea que te aproveches para succionar su experiencia, pero se trata de su experiencia. No importa cuán inexperto seas, tú eres el experto en tu propia vida. Es tu libre decisión el elegir qué estilo o estilos de ir en bicicleta mejor se adaptan a tus necesidades. La bicicleta es algo demasiado nuevo para haber desarrollado una forma clásica. Existen principios, pero no reglas. A la gente le da miedo la libertad. Una respuesta común al potencial inexplorado de esta era pionera es el refugio en el dogma y el sectarismo. Puedes ir en bici a la ópera con cada detalle de la lencería y con cada pelo de las cejas en perfecto estado de revista. Puedes vestirte en ropa deportiva reflectante e intentar de recorrer 45 kilómetros en 55 minutos. Los dos son ejemplos de ciclismo real, y ambos son demostraciones de control).
Haz que tu desplazamiento en bici parezca fácil o, si te planteas un reto, que no sea un reto más duro de lo que quisieras que sea. Nunca luches con la bicicleta hasta que hayas llegado a tu desarrollo más corto, deja que la máquina haga el trabajo.
El elemento consumista relacionado con moverse en bicicleta es delicioso, es como si pudieras ir a la tienda y comprarte un par de piernas de Usain Bolt. Pero desplazarse en bicicleta no es una actividad consumista. Adónde vas, con quién vas, qué vas a hacer, ver o comer cuando llegues, todos ellos son más importantes que la bicicleta que montas. Disfruta de la bicicleta, pero no te enamores de tu bici. Monta en ella, mantenla, adáptala a tus necesidades, hazte con otra si fuera preciso, que la primera nunca esté celosa de la segunda. Guarda tu amor para quienes te puedan devolver amor.
Si tratas una bicicleta moderna (de esas con características aeronáuticas y diseñadas fundamentalmente para que los americanos monten con buen tiempo) igual que la bici con la que tu bisabuelo iba a la mina, fallará. Cuando alimentas a un caballo de carreras con cardos, no se transforma en un burro, se muere. No es una cuestión moral. Nadie irá al cielo por tener la bicicleta limpia. Pero quienes inventaron y perfeccionaron el cambio de marchas con desviador de cadena estarían alucinados de ver a alguien empezar un desplazamiento en bici en una bicicleta sucia. No tienes por qué usar tu bicicleta exactamente como sus fabricantes pretenden, pero sí tienes que entender para qué ha sido diseñada cada máquina. Si te entran dudas acerca de si necesitas añadir algún elemento particular en tu bici, déjalo. Siempre hay un argumento para el minimalismo.
Un pinchazo no es una emergencia. Es lo que sucede cuando montas en bici. Ten preparado un plan de contingencia.
Conduce tu bici como si la calzada fuera tuya, pero mantente siempre preparado para compartirla generosamente con los demás. Puede ser agotador verte tratado como un problema cuando eres una solución al problema, pero no te dejes enfadar por la estupidez de los demás, nunca te lo tomes como algo personal. Quienes padecen ciertas multi-dependencias pueden querer arrastrarnos hacia su propia y poco envidiable situación, pero las primeras víctimas de su desgracia son ellos mismos.
El tráfico no es más que otras personas. Casi todas son buena gente como nosotros. Pero incluso los gánsteres, incluso aquellos que siendo niños no recibieron el suficiente cariño de sus padres, no quieren, por puro egoísmo y propio interés personal, atropellarte. Dales una oportunidad de que no te atropellen, y no lo harán. En la bici puedes apoderarte de tu propio espacio en calzadas con tráfico abundante y con tráfico motorizado veloz. Compartir el espacio de la calzada con personas que son literalmente 50 veces más potentes que tú es pura libertad de comercio (2).
También puedes escoger moverte cómodamente en medio de la aleatoriedad del tráfico peatonal (3). Un estilo diferente se precisa cuando te vuelves el elemento del conjunto con el mayor poder de intimidación. No basta con no hacer daño a los peatones, no debes ni siquiera asustarlos. Si tienes prisa, es más rápido y es más seguro circular por la calzada. Nuestra misión es difundir la amabilidad y la gentileza de los parques y de las vías verdes en los espacios que ahora están dominados por el mal humor del tráfico motorizado, no contaminar los espacios no motorizados con maneras brutales tipo “apártate de mi camino” de las autopistas. El objetivo es una cultura del respeto, no una cultura ordenancista y de cumplimiento normativo.
El siglo XX exploró las fronteras de una economía basada en energía barata. Todas las tecnologías que pretenden evolucionar la bicicleta hacia fuentes externas de energía son auto-limitantes. La motorización del mundo actual no significa libertad, es el triunfo de la paciencia sobre la imaginación.
La gente no cambia sus hábitos por sentirse culpable. Cambia cuando reconoce una forma mejor de hacer las cosas. La Edad de Piedra no terminó porque el hombre de las cavernas se quedara sin piedras.
Si os hubiera dicho hace diez años que un día el alcalde de Londres iría en bici a trabajar y que dejaría 10.000 bicicletas por ahí desperdigadas por el West-End de la City para que cualquiera las usara, me habríais invitado a tomarme una taza de tila y pedido que me tranquilizara.
El desafío actual es imaginar qué locura nueva traerán los próximos diez años traerán. Las revoluciones de transporte pueden ocurrir muy rápidamente. El tiempo en que el vehículo con motor humano – la bicicleta – se convierta en el modo mecanizado de transporte personal utilizado de forma general puede estar más cerca de lo que imaginamos.
Ir en bici con alegría tal vez nos acerque a ese luminoso amanecer. Incluso si no fuera así, la evidencia epidemiológica es muy clara, quienes nos desplazamos en bicicleta gozamos de una vida más larga, por lo que en todo caso, es más probable que veamos ese día feliz.