Vivo cerca del Puente Calero. Hace poco empezaron unas obras que en un principio pensé que serían para ensanchar acera y poner plazas de aparcamiento, ya que, aunque estaba prohibido hacerlo, el carril de la derecha solía estar ocupado con vehículos aparcados ilegalmente. Hay un tramo de carril-bici a nivel de calzada pero separado por un bordillo en el puente, aunque pensé que lo estarían quitando, ya que esa infraestructura es bastante desastrosa. Al acercarme a la obra y ver que no sólo no se cambiaba la configuración del puente sino que se invertía dinero en dejarlo prácticamente igual, me quedé con los ojos como fuentes de cachopo.

Así ha quedado la obra. El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
No parece que el nuevo ayuntamiento tenga muy claro qué hacer con respecto a los ciclistas, pobrecicos, que nos conformaríamos con que no nos hagan la vida más difícil. Vaya por delante que el anterior equipo municipal tampoco creo que tuviera un Master Plan al respecto. El equipo de Ana Botella llevó adelante (sin queriendo) dos medidas que han aumentado bastante el uso de la bici. Los ciclocarriles fueron una forma barata de hacer “carriles-bici” sin gastarse ni un duro. O eso pensaron. No sólo era barata, además era rápida: con un poco de pintura se hacía una especie de ciudad-30 parcial de un día para otro. Lo que no sabían era que no estaban haciendo carriles-bici al uso, sino que estaban dando apoyo a las bicis que ya circulaban por calzada y fomentando ese uso frente a otros. El único problema que no se ha resuelto es que la única novedad que apuntaba esa pintura (la reducción de la velocidad a 30 km/h) no se respeta de manera generalizada. Aunque seamos sinceros, el límite general de 50 km/h igual tampoco se cumple escrupulosamente.
La otra medida fue poner en marcha Bicimad, que sin entrar en el tema de cómo sea el contrato o el servicio, sí tuvo un efecto bastante rápido incrementando el número de bicis por el centro de la ciudad y ampliando el espectro de personas que encontraban atractivo usar la bici como medio de transporte. Y a más bicis, mayor es la seguridad en calzada, como es fácil de comprobar al pasar de las zonas céntricas a las más periféricas, donde no llega el servicio de alquiler de bicis eléctricas municipal, ni los ciclocarriles están extendidos, y donde la densidad de ciclistas es menor.
Ahora Madrid llegó al consistorio con ideas nuevas y la intención de abrir el Ayuntamiento a los madrileños. Una de las formas de hacerlo han sido los presupuestos participativos. En ellos había muchas propuestas que tenían que ver con la movilidad (ciclista o no, es lo mismo) y con el uso del espacio público. Aunque había quien se temía un apocalipsis carrilbicista, parece ser que la mayor parte de los participantes en el proceso han entendido que había cosas más importantes en las que gastarse el dinero. Naturalmente hay excepciones y ahí es dónde no se entiende muy bien la postura del ayuntamiento. Deteibols ya ha analizado esto con más criterio que yo aquí.
Por ahora no se conoce en detalle cómo se van a desarrollar los itinerarios ciclistas que el ayuntamiento pretende llevar a cabo este año, aunque según Pablo León en un artículo de El País:
Los planes del Consistorio pasan por enmendar las problemáticas aceras bici proyectadas durante la época de Gallardón: “Las vamos a ir quitando”, asegura el subdirector Corral. “En cuanto podamos, las sacaremos a la calzada, pero aunque estén mal hechas, no vamos a anular carriles en un momento que necesitamos consolidar vías”, añade.
Carlos Corral es el encargado de diseñar la planificación de la Movilidad Sostenible de Madrid. Y como vemos arriba, no parece tener muy claro qué hacer: si hay que llegar a 32 kilómetros de nuevos carriles, no podemos andar restando por otro lado. Por mucho que sea en una infraestructura mal pensada. O algo así. En una entrevista de noviembre de 2015 podemos ver la misma claridad de ideas:
¿Y las aceras-bici? ¿No crees que han retrasado la integración del ciclista?
Coincido contigo. Es la primera vez que lo puedo contar aquí ya que, por ahí afuera, ya lo he dicho. Estas aceras han retrasado la otra posibilidad que era haber intentado meter otra infraestructura ciclista dentro de los barrios y del centro, donde se da la mayor concentración de viajes junto con las zonas de equipamientos.
[…]
¿Y siempre por la calzada?
La bicicleta tiene que ir por la calzada y tiene que ocupar su hueco. Como mucho, ampliar la plataforma de la acera y meter un espacio para bicicletas.
[…]
¿Se quitarán las aceras-bici?
Yo espero que el Plan lo “encaje”. Lo peor es cuando haya que hacer obras, que no hay dinero. La prioridad es hacer primero la infraestructura en la calzada.
No hay dinero para hacer obras, pero la primera actuación ciclista de calado que se ve es una obra que no mejora lo que había ni lo desmantela. La bici en la calzada, pero si hay que ampliar la acera para meter bicis, pues también. Parece que habrá que estar atentos a ese prometido «foro de la movilidad» de septiembre a ver si nos aclaramos*. Mientras tanto, la situación es más o menos esta:

El caso es que me acerqué a ver qué estaban haciendo en el Puente Calero, el paso de la Avenida Donostiarra sobre la M-30, y observé con sorpresa que lo que habían hecho era ampliar el ancho del carril a costa del bordillo de separación con la calzada, hacer un par de rampas y poco más. Días después, pude comprobar que han pintado una banda de aparcamiento sustituyendo el carril derecho. La diferencia más notable que tendrá esto es que la grúa municipal dejará de tener un ingresillo extra en la feria de San Isidro, único momento del año en el que se retiraban los coches aparcados ilegalmente en un carril de circulación. Lo que sí se había hecho bien, era añadir un paso de peatones que no existía en el extremo oriental del puente, ya en el Barrio de la Concepción… pero resulta que ha sido un paso temporal mientras duraba la obra y ya no existe. Así que la gente seguirá cruzando por ahí a las bravas y además saliendo desde detrás de un seto. Ideal.
Pero ¿qué es exactamente lo que se ha hecho? Pues esto:

El carrilillo en calzada termina en la acera, con una pequeña rampa para hacer la transición más cómoda. Menos mal.

Infraestructura ciclista llevada a cabo por un técnico al borde de un ataque de nervios.
En la foto de arriba se puede ver que se ha reducido el ancho del bordillo separador del carril para poder hacerlo más ancho. La banda de aparcamiento termina un poco antes del semáforo, aunque no queda muy claro con qué finalidad. Se ha tenido en cuenta un espacio para la apertura de puertas de manera que los ciclistas no se las coman por sorpresa. No se ha solucionado sin embargo el problema de la continuidad del itinerario; ¿qué hay que hacer en ese punto? ¿bajarse de la bici hasta el siguiente tramo de acera-bici, unos pocos metros más allá? ¿cicleatonear sin bajarse de la bici? Este tipo de problemas se dan en todo el recorrido y tienen difícil solución, ni parece que se pretenda dársela, como vemos aquí.

Para aumentar la confusión, se ha pintado un adelanta-motos-bicis antes del semáforo. El mensaje es cuando menos ambiguo.

Viniendo por la acera-bici de Avenida donostiarra, hay una señal atada a un árbol que nos obliga a seguir por ella. Por eso lo mejor es venir desde antes por la calzada.

Sin embargo viniendo de la calle de Roberto Domingo (de Ventas, para entendernos), no se obliga a los ciclistas a encerrarse. ¿Será acaso menos necesario el carril-bici en sentido este-oeste? Más dudas…
No entendí que se hicieran unas obras de varias semanas para dejarlo todo prácticamente como estaba antes, así que me entró la curiosidad por saber qué habría pasado con el resto de ese recorrido ciclista. Mientras pedaleaba de vuelta a casa se me ocurrió que sería buena idea recorrer esta vía ciclista entera y ver qué me encontraba. Se me ocurrió comentarlo con la gente de Madrid Ciclista a la que acababa de conocer. Armándose de valor y paciencia, se apuntaron a la aventura cinco de ellos. Hicimos la ruta de noche, así que no pudimos grabar un video en condiciones, pero en el trayecto hubo incluso quien se bajó de la bici por temor a descuajeringarla.

Rejilla, bordillo, mantenimiento deficiente… Y aunque apenas se aprecia en la foto, está en curva. ¿Quién dijo que había que irse al monte para hacer trialeras?
Tanto el recorrido de ida como el de vuelta están disponibles para que se puedan comparar. Aquí podéis ver las estadísticas de ambos trayectos:
Comparativa trayectos Yinkana
Que quede claro que en los dos casos respetamos las normas, aunque en el carril-acera-bici a veces era francamente complicado saber qué era lo correcto. A la vuelta, por la calzada, estaba todo bastante más claro.

En este punto del Parque de las Avenidas nace el itinerario, ¿qué clase de utilidad puede tener un itinerario ciclista que termina en un punto? ¿De verdad se consigue así aumentar la masa crítica?
En este vídeo, grabado otro día, tenéis una muestra de cómo es y qué problemas tiene esta infraestructura y porqué no es buena idea que se siga invirtiendo en ella. Ni extendiendo otras similares por la ciudad.
*Finalmente ya han salido los planos de las intervenciones que se piensan acometer este año. Parece que no habrá aceras-bici en general, aunque sí que hay unas cuantas decisiones discutibles. Lo que sí se confirma es que el ayuntamiento da a esta infraestructura que hemos recorrido, el dudoso honor de ser un eje de comunicación ciclista, a pesar de ser una fábrica de cicleatones, ya que las actuaciones de la Avenida de los toreros parece que se hacen para conectar con esto.
No es objeto de este texto analizar lo que se va a hacer, pero para que lo tengamos todos a mano, aquí os dejo los enlaces con las tres licitaciones:
Avenida de los Toreros y Gran Vía de Hortaleza
Paseo Moret-Pintor Rosales, Puerta de Toledo-Antonio Leyva y Avenida Oporto-Eugenia de Montijo
Santa Engracia, calle Bravo Murillo, Bulevares y prolongación del de Madrid Río de Aniceto Marinas a Puente de los Franceses
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